Dedicamos el articulo de hoy a hablar del problema más grave que nos podemos encontrar con nuestro seguro: “No pagan o pagan poco”.
En este momento tenemos una prima de seguro que ya hemos pagado, la cual no sirve para nada, además, debemos afrontar un pago para resarcir el daño que nos ha causado el siniestro declarado.
Nos preguntamos, entonces, porqué no pagan? La respuesta es sencilla, no tenemos la póliza adecuada a nuestras necesidades, además, de no tener el profesional adecuado que luche por nuestros intereses.
Por nuestra experiencia podemos asegurar que cuando una compañía de seguros no paga un siniestro , en la mayoría de las veces, es porque no debe pagarlo. Por otro lado, en la minoría de los casos, pudiera ser por una mala interpretación del tramitador del siniestro, en este caso la figura del profesional es esencial.
Porqué no debe pagar una compañía aseguradora un siniestro? Nos encontraremos con 2 posibilidades: no pagan nada o pagan sólo una parte.
En primer lugar nos aseguraremos que los datos de la póliza son correctos, es decir, la veracidad en cualquier tipo de seguro es esencial. En el momento del siniestro los datos siempre se contrastan, datos como la edad del asegurado, las medidas de seguridad en un hogar o empresa, ubicación y dirección del riesgo correcta, características propias del riesgo.….datos los cuales pueden agravar el precio.
Dependiendo del dato incorrecto la compañía puede alegar dolo o mala fe por parte del asegurado, en este caso no paga nada, por otro lado, si el dato incorrecto no se considera “grave” puede pagar sólo una parte del sinestro, aplicará una regla de equidad.
Veamos cómo se calcula la parte a pagar. Imaginemos que el precio de nuestro seguro es de 100 euros, cuando realmente si los datos fueran correctos el precio del seguro debería ser de 200 euros, en este caso estamos pagando una proporción del 50%. Si el sinestro asciende a 1000 euros la compañía nos pagará 500 euros.
Otro aspecto importante a tener en cuenta son los capitales que aseguramos, los cuales deben ser adecuados y, una vez más, veraces. Nos podemos encontrar con capitales de contenido, continente o joyas de un hogar, existencias en un comercio, valor de vehículos en una empresa…. dichos capitales determinarán el precio a pagar por el seguro solicitado.
En estos casos podemos incurrir en un infraseguro, cuando el capital es inferior al que debiera, la prima a pagar será más barata. En caso de siniestro las compañías aplicaran una regla proporcional, es decir pagarán el daño en proporción al capital que tengamos asegurado.
O sobreseguro, cuando el capital es superior al que necesitamos, la prima a pagar será más cara de lo que debemos pagar realmente. En este caso la compañía nos pagará el daño, no más, es decir aunque el capital asegurado sea superior la indemnización será el precio del daño.
Hasta ahora todos los aspectos vistos dependen directamente del mediador, el cual debe asegurarse que tanto los datos como los capitales sean correctos y ajustados a la realidad.
Qué pasa si el error no es culpa del cliente? Lo más normal es que el usuario confíe en su agente de seguros, luego la compañía puede alegar dolo o mala fe por parte del asegurado, cuando éste no tiene absolutamente nada que ver. Qué ocurre en este caso? Recomendamos buscar inmediatamente un profesional del seguro cualificado, el cual podrá asesorar y guiar los pasos que deben seguirse para que el usuario pueda demostrar que no ha actuado con mala fe y por consiguiente poder cobrar la indemnización que le corresponde.
Veamos los aspectos que no dependen directamente del mediador, aunque no por ello no los deba conocer. Se trata de las condiciones y exclusiones que cada compañía aplica a sus pólizas. Pueden ser aspectos tales como:
– No se cubren los aparatos eléctricos de más de un cierto tiempo.
– La garantía para localizar una fuga de agua tiene un limite que sólo va a permitir la primera vistita del profesional.
– Las joyas se cubran solo en circunstancias especiales, como si disponemos de cajas fuertes especializadas. Como es evidente en un hogar no dispondremos de ellas.
Entre otros ejemplos , ciertos límites que harán que una cobertura aparentemente contratada será totalmente inútil. De igual manera nos encontraremos que la póliza no cubre lo que creíamos.
Como ya hemos indicado, estos últimos, son aspectos que no dependen del mediador, sí se deben conocer para ofrecer un correcto asesoramiento.
Queremos destacar que los seguros NO cubren todo, aunque muchísimas veces escuchamos: “a mi me dijeron que me entraba todo”, si es cierto que podemos contratar pólizas más o menos completas, nunca podremos afirmar que todo está cubierto. Ante todo un buen mediador debe ser sincero y vender un producto con la máxima transparencia.
Se debe tener en cuenta que la póliza de seguro nos cubre frente a ciertos peligros con el fin de no tener que afrontar pagos que en algunos casos pueden ser tan importantes que pongan el peligro nuestro patrimonio, en especial cuando se trata de pólizas de empresas cuyo negocio significa el sustento familiar.
Una vez más insistiremos en aconsejar la figura del mediador profesional, el cual se ha formado para poder ofrecer la máxima calidad en sus servicios.
No se debe caer en el error de elegir una póliza por su precio ya que podemos asegurar que existen pólizas con pocas garantías o muy limitadas las cuales su precio es superior al de las más completas.